Los siete poderes de Biodanza
Por Rolando Toro Araneda
El éxito pedagógico y terapéutico de Biodanza se debe a sus efectos sobre el organismo como totalidad y a su poder de rehabilitación existencial, y son los siguientes:
1. Poder musical,
2. Poder de la danza integradora,
3. Poder de la metodología vivencial,
4. Poder de la caricia,
5. Poder del trance,
6. Poder de la expansión de conciencia,
7. Poder del grupo.
Cada uno de ellos tiene, por sí mismos, un efecto transformador. Relacionados en un conjunto coherente, mediante un modelo teórico científico, constituyen un haz de ecofactores de extraordinarios efectos, capaces de influir incluso en las líneas de programación genética.
1. Poder musical:
Orfeo inauguró míticamente en Occidente el “poder musical”. Mediante la música integradora, con la lira de Apolo, era capaz de influir en las leyes de la naturaleza y en los misteriosos patrones que organizan la vida. Bajo el influjo de su música, Orfeo podía hacer florecer los árboles en invierno y calmar a los animales salvajes.
Desde tiempos inmemoriales, el poder musical es conocido en Japón, China y otros países Orientales. El empleo de la música por chamanes, monjes tibetanos y danzarines sufíes para invocar las fuerzas de curación y vínculo cósmico, también es muy conocido por los antropólogos.
Actualmente la investigación científica en Músicoterapia y en Psicología de la Música confirma la eficacia del poder musical. Basta mencionar a Alfred Tomatis, Don Campbell, Yehudi Menuhim y Michel Imberty para comprender que la música no sólo se vincula con las áreas perceptivas de la sensibilidad y de la innovación, sino que posee poderes de transformación sobre plantas, animales y, en especial, sobre los seres humanos.
Alfred Tomatis nos enseña que “escuchar el universo” abre la percepción en todas sus dimensiones y restablece los vínculos esenciales con el medio ambiente y con las personas.
Don Campbell ha descubierto algunos efectos específicos de ciertas músicas de Mozart, capaces de estimular funciones cognitivas y perceptivas. El “Efecto Mozart” puede extrapolarse también al “Efecto Vivaldi”, “Efecto Bach” o al “Efecto Debussy”.
Yehudi Menuhim ha estudiado las relaciones entre música y neurociencias, comprobando los efectos de la música en las funciones neurofisiológicas y en el comportamiento de los niños.
Michel Imberty, uno de los mayores especialistas en semántica musical, ha hecho el análisis de diversos temas musicales y sus significados emocionales.
Investigaciones sobre semántica musical han sido realizadas por Gundlach (1935), Hevner (1936), Campbell (1942) y Watson (1942). Muchos otros investigadores actuales han comprobado los efectos de la música sobre organismos vivos.
En Biodanza, la música es rigurosamente seleccionada para estimular los ecofactores relacionados con las cinco líneas de vivencia.
Denominamos “música orgánica” aquellas que presentan atributos biológicos: fluidez, armonía, ritmo, tono, unidad de sentido y efectos cenestésicos; éstas tienen el poder de inducir vivencias integradoras.